24 abril, 2024

El Ayuntamiento de Lebrija muestra su pesar por la muerte del Lebrijano con una declaración institucional

Pleno Extraordinario por el fallecimiento de Juan Peña 'El Lebrijano'

 

La Corporación Municipal ratificó ayer en una Declaración Institucional donde se recoge que ‘el mundo del Arte, y más concretamente del Arte Flamenco, se siente hoy ‘mutilado’ por la desaparición de una de sus más prolijas figuras’.

En la tarde de ayer, 13 de julio, se ha celebrado una sesión extraordinaria y urgente del Pleno del Ayuntamiento  con un único punto en el Orden del Día: declarar tres días de luto, con la correspondiente supresión de los actos oficiales programados para tales días, tras el fallecimiento en el día de hoy de Juan Peña «El Lebrijano». En este acto se ha ratificado la siguiente Declaración Institucional:

En plena canícula, Lebrija ha despertado hoy sobre el bloque de hielo de la imponderable realidad. La tristísima noticia del fallecimiento de Juan Peña Fernández, El Lebrijano, nos ha dejado la voz queda y el alma helada. Vayan por delante y ante todo, nuestras más sinceras y sentidas condolencias a su familia por tan irreparable pérdida.  El mundo del Arte, y más concretamente del Arte Flamenco, se siente hoy “mutilado” por la desaparición de uno de sus más prolijas figuras. Juan Peña El Lebrijano ha sido, ante todo, un Músico visionario que, partiendo del conocimiento más puro y bebiendo de las mejores fuentes – su madre, La Perrata, La Niña de los Peines, Antonio Mairena, Juan Talega y Caracol, entre otros – edificó los cimientos de un carrera artística a la que él, con la Libertad que da el conocimiento, aportó su sensibilidad y nos la regaló en forma de ARTE.

A nuestro cantaor, el viaje flamenco se le antojó que tenía que ser, como dijo el poeta griego Kavafis, “rico en aventuras y experiencias”. La prueba palpable, o más bien sonora, de cuanto expresamos en esta Declaración, son discos como De Sevilla a Cádiz; La palabra de Dios a un gitano; Persecución; Encuentros; Tierra; Casablanca; Sueños en el Aire; Puertas Abiertas y un largo etcétera que también exploró la Literatura con una joya musical llena de verdad: y esa, la verdad, o al menos su incansable búsqueda, es al fin y al cabo, el fundamento de todo ARTE. ¿Quién iba a atreverse, si no Juan Peña El Lebrijano, a poner quejío flamenco al Universo literario de García Márquez? Gracias siempre, Juan Peña Fernández, por estrechar al Flamenco y a la Literatura en un cálido y feliz abrazo. Como las palabras permanecen y se hacen incorruptibles, así, del mismo modo, tu INMENSA VOZ, sobrevivirá a los sacrificios del viento, la lluvia o el fuego para ser infinita.
En el Flamenco, y Juan lo supo siempre muy bien, no caben los intérpretes: porque si el cante no duele, sencillamente, no sale. Y si no sale, no llega al público. “En el principio era el ritmo”, dijo Serge Lifar, y eso lo tuvo muy claro Juan Peña El Lebrijano, quien sostuvo, como ya lo hicieron Mozart o Bethoven, y lo expresaba Juan con su gracejo natural, que “LA MÚSICA ES EL ARTE DE BIEN COMBINAR LOS SONIDOS EN EL TIEMPO”. 

Pero, para Lebrija, Juan ha sido un Hijo, un Amigo y, también, el MEJOR EMBAJADOR. Nos ha llevado en su Pasaporte por cada rincón del mundo y de ello, nos sentimos honrados y afortunados. Por ello, este mismo Pleno y un sinfín de instituciones y ciudadanos, rindió un merecido reconocimiento que se sustentó, en 2009, en un imperativo moral y categórico: el de toda una ciudad agradecida por lo mucho que ha aportado este cantaor incombustible que supo perpetuar nuestro nombre con su propio apellido. Porque, ante todo y sobre todo:

Él se llamó Juan de la Santa Trinidad
Fue hijo de Bernardo y de María,
Fue Gitano rubio y en sus ojos llevó
El azul del cielo de Lebrija. 

Juan Peña El Lebrijano, quien también ostenta la MEDALLA DE ORO DE ANDALUCÍA, fue nombrado HIJO PREDILECTO DE LA CIUDAD DE LEBRIJA en este salón de plenos una calurosa tarde de julio de 2009, rodeado de su familia, sus amigos y numerosas instituciones públicas y privadas y medios de comunicación que no quisieron faltar al homenaje de tal excelsa figura.
Siete años después, Juan Peña El Lebrijano ha alzado, como los pájaros de la marisma y en nuevo y tenaz acto de amor por la Libertad, su amplio vuelo. La enorme sombra que hoy proyectan sus alas nos ha dejado desolados a los amantes del flamenco, a sus vecinos y vecinas y al mundo del Arte en general. Pero nos quedará, para siempre, su Bienaventurado Canto.
Descansa en Paz, admirado y querido Juan.